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Russellville, Ala. -
Marlena Young-Jones empezó su clase de inglés como segunda lengua como siempre: pidiéndoles a todos que compartieran algo que hubieran hecho durante el fin de semana o después de clase.
Pronunció cada nombre con su acento sureño, lo que provocó las sonrisas de sus estudiantes de 2.º grado. Estos empezaron a contar historias cortas, todas en inglés, haciendo pausas de vez en cuando para asegurarse de que la pronunciación era correcta.
Jugar a Roblox en una tableta. De compras con mamá en Walmart. Conseguir una cajita feliz (Happy Meal) en McDonald’s. Fastidiar a un hermano mayor que acaba de llegar de Guatemala.
Young-Jones enseña en la escuela primaria West Elementary, perteneciente al distrito escolar de la ciudad de Russellville, en el norte de Alabama. Trabaja en particular con estudiantes clasificados como estudiantes de inglés, la mayoría de los cuales son nativos hispanohablantes. Los ayuda a dominar tanto el inglés conversacional como el académico a través de un método de enseñanza que se basa en las clases generales del aula.
Young-Jones se graduó en Russellville en 2002. En su época escolar, había pocos estudiantes así. El apoyo para ellos era insignificante. Pero hoy es una de las tres profesoras, junto con siete auxiliares bilingües, que se dedican a trabajar con 293 estudiantes de inglés en su escuela.
Su objetivo a corto plazo es ayudar a estos estudiantes a aprobar un examen estandarizado que los clasifique como competentes en el inglés. El objetivo a largo plazo, aunque menos concreto, es aún más importante: ayudarlos a convertirse en miembros productivos de la sociedad estadounidense. Es un objetivo que responde al auge de la población de estudiantes de inglés, tanto aquí como en todo Alabama, donde el porcentaje de estos estudiantes se ha duplicado en 10 años.
A medida que la escolarización de estudiantes de inglés aumenta en las escuelas públicas, más distritos tendrán que crear entornos de aprendizaje acogedores y de apoyo como los de aquí, aunque no siempre esté garantizado el financiamiento suficiente de recursos, incluido el personal.
Mientras sus estudiantes de 2.º grado repasaban el vocabulario de una lectura realizada la semana anterior, Young-Jones charlaba con Franklin Carrillos Lopez, un estudiante que terminó antes. Es de origen guatemalteco.
“Tu hermano que se acaba de mudar aquí, ¿le estás enseñando un poco de inglés?” ella le preguntó.
“No, porque solo sigue escuchando canciones.”
“Pero estudia,” añade rápidamente Franklin, señalando con el dedo para enfatizar.
"¿Estudia?” “Bueno, eso está bien.”
“Sí. Con la computadora que le regaló su profesor.”
Un cambio demográfico nacional
Una cuarta parte de los estudiantes de Russellville son estudiantes de inglés. El cambio demográfico del estudiantado es un reflejo del panorama nacional.
Desde al menos la década de 1980, el número de estudiantes blancos inscritos en escuelas públicas ha disminuido progresivamente. Los estudiantes de inglés, en su mayoría hispanos, son ahora una de las poblaciones estudiantiles de más rápido crecimiento en el país. Cuarenta y dos estados y el Distrito de Columbia experimentaron un aumento entre 2010 y 2019, según datos federales. Según el Censo de Estados Unidos, se prevé que la población hispana total crezca hasta los 111 millones, es decir, el 28% de la población estadounidense, para 2060.
Estos estudiantes necesitan apoyo lingüístico por parte del personal de oficina y de aula, mejores prácticas probadas en lo que se refiere a la instrucción y, a veces, si emigraron al país, asesoramiento sobre traumas. También necesitan un apoyo académico personalizado a raíz de la pandemia; a escala nacional, los estudiantes de inglés se enfrentan a dificultades desproporcionadas para progresar a nivel académico.
La forma en que los estados educan a estos estudiantes varía. Algunos dedican más tiempo en la escuela a mantener a todos los estudiantes de inglés en clases intensivas de idiomas. Otros le dan prioridad al tiempo en aulas generales con apoyo lingüístico en estas. La forma en que los estados integran los contenidos de cada grado con la enseñanza de idiomas puede variar. No todos los estados ofrecen financiación o apoyo adecuados, dicen los defensores, y el financiamiento federal, con menos de $800 millones al año, no está diseñada para implantar y mantener programas y políticas básicos.
Investigadores y defensores sostienen que las cuestiones sobre la mejor manera de apoyar a los estudiantes de inglés se suelen excluir de los debates políticos más importantes, lo que da la impresión de que se trata de un grupo de interés muy específico y priva a la enseñanza primaria y secundaria de las mejores prácticas que podrían beneficiar a todos los estudiantes.
Incluso cuando las políticas, la investigación y el financiamiento se alinean de una manera que funciona, las pequeñas victorias suelen ser escasas. Pero son los pequeños éxitos, como los cambios de personal asociados al financiamiento federal de ayuda a los afectados por la pandemia, en los que los educadores basan sus esperanzas.
Además, no es solo en los estados con grandes poblaciones de estudiantes de inglés, como California o Nueva York, donde los educadores deben darle prioridad al apoyo a estos estudiantes.
Basta con mirar a la pequeña ciudad de Russellville, en Alabama.
Una comunidad renovada
Un paseo por el centro de Russellville cuenta una historia que lleva 20 años gestándose.
A la vuelta de la esquina del histórico Roxy Theatre, en North Jackson Avenue, se encuentra la panadería Pollo-lo-Quillo. La barbería más concurrida de la ciudad es Napoles, propiedad de una familia originaria de Guatemala. Incluso en la Highway 43, la vía principal, Wendy’s, Burger King y Kentucky Fried Chicken comparten carretera con Las Palmas Taqueria & Mexican Grill y El Patron.
Los empresarios hispanos, los trabajadores y sus familias contribuyen ahora a alimentar la economía local.
Alrededor del 40% de los casi 11.000 residentes se identifican como hispanos, según las últimas cifras del Censo de Estados Unidos. Entre 2017 y 2021, cerca del 38% de la población hablaba un idioma distinto del inglés en el hogar y alrededor del 22% había nacido en el extranjero.
Una valla publicitaria de la planta avícola local de Pilgrim anuncia trabajo con sueldos desde $17 la hora hasta $22.30. Dice así: “Ayúdenos a alimentar a América.”
Estos empleos, unidos a un menor costo de vida y a un ritmo cotidiano más lento, han atraído a familias hispanas de estados como California e Illinois, y del extranjero.
El distrito escolar de Russellville también se ha ganado la reputación de ser un lugar donde se cuida a los estudiantes hispanos y donde pueden tener éxito. Los graduados del distrito dirigen ahora tiendas en la ciudad o han vuelto a trabajar como educadores.
Eso incluye a Elizabeth Alonzo, hija de inmigrantes mexicanos, que se graduó de la escuela secundaria de Russellville en 2013. Nunca tuvo profesores en Russellville que se parecieran o sonaran como ella. Ahora es auxiliar de estudiantes de inglés y rota entre las aulas de 2.º grado de la escuela primaria West Elementary.
Como antigua estudiante de inglés, recuerda lo aislada que se sentía al no poder comunicarse con sus profesores y compañeros.
Alonzo es una de los 10 auxiliares bilingües que el distrito ha contratado desde 2021 y distribuido por todo el distrito utilizando el financiamiento federal de ayuda para pandemias. Los auxiliares se concentran en los grados K-2 de la escuela primaria del distrito; los responsables argumentan que ayudar a más estudiantes de inglés a adquirir fluidez antes de que vayan a la escuela media los preparará mejor para los grados superiores, y será una cosa menos de la que tendrán que preocuparse los profesores más adelante.
Los auxiliares benefician tanto a los estudiantes como a los profesores. Sirven de traductores para los estudiantes de inglés en las aulas generales. Se aseguran de que los estudiantes entienden las tareas, ayudan a los padres y administran los exámenes, entre otras funciones.
Estas contrataciones marcan el eje de la estrategia del distrito para adaptarse a la creciente población estudiantil multilingüe.
Es una travesía que comenzó hace unos ocho años, con la llegada del superintendente actual, Heath Grimes. Su misión para todos sus educadores: dejar de pensar que los estudiantes son difíciles de enseñar solo porque no dominan el inglés.
Pueden, y deben, recibir una enseñanza con altas expectativas.
Apoyo específico para los estudiantes de inglés
Catarina Mendez Pedro, estudiante de 4.º grado de la escuela primaria de Russellville, llegó de Guatemala el año pasado sin haber asistido nunca a la escuela.
Todavía se equivoca con palabras en inglés como “chair” (silla) y “hour” (hora).
Pero en una sesión con su profesora de ESL, Katherine Alfaro, reconoció el signo de adición (suma), el guion para sustracción (resta), la x de multiplicar (ܱپó). Sabe qué hacer con los números, cómo mostrar su trabajo.
Solo necesitaba que Alfaro la ayudara a traducir el problema matemático, que preguntaba cuántas sillas se pueden hacer en cuatro horas si un número determinado se hace en una. Entonces pudo explicar en inglés lo que significaban los totales.
Profesores como Alfaro y Young-Jones, que ofrecen una enseñanza específica, son una inversión clave para el distrito. Ayudan a los estudiantes a tener acceso a asignaturas generales al tiempo que mejoran su fluidez en inglés. Sin embargo, los estudiantes pasan la mayor parte de la jornada escolar en aulas generales. Ahí es donde confían en auxiliares como Alonzo, que complementan la labor de los profesores ofreciendo asistencia personalizada.
Pero cuando Grimes comenzó como superintendente en Russellville, en 2015, tales inversiones eran escasas, lo que deja a estudiantes como Catarina con pocos recursos para desenvolverse en una nueva escuela, un nuevo idioma y un nuevo país, todo al mismo tiempo.
Grimes trabajó como profesor de educación especial al principio de su carrera y estudió las políticas en torno a los estudiantes de inglés para su tesis. Así que se le contrató con la estricta expectativa de que el rendimiento académico de los estudiantes de inglés mejorara durante su gestión.
Para entonces, el distrito ya contaba con una población de estudiantes de inglés en constante crecimiento. Sin embargo, no contaba con profesores de ESL suficientes en nómina, no había auxiliares bilingües y la administración se mostraba reacia.
Grimes recuerda a un antiguo colega que explicaba así los datos demográficos: llorar por lo que se perdió (la anterior población estudiantil mayoritariamente blanca), guardar luto y aceptar la nueva realidad.
Descubrió que el profesorado con escasa o ninguna formación sobre los estudiantes de inglés se sentía frustrado por no poder enseñar de manera eficaz teniendo en cuenta las barreras lingüísticas. Los estudiantes, por su parte, mostraron una participación insignificante en el aula. Los profesores reprobaban a los estudiantes de inglés casi por defecto. Lo que significaba que cerca de una cuarta parte de toda la población estudiantil reprobaba.
Algo tenía que cambiar.
Un defensor inesperado
Grimes admite que no lo hizo bien al principio. Predicaba un mensaje que equivalía a “quiérelos y edúcalos,” y con él exigía resultados: más estudiantes que aprobaran el examen de competencia lingüística conocido como ACCESS para estudiantes ELL, utilizado para medir el progreso en 36 estados.
A base de ensayo y error, Grimes y los directores de las escuelas aprendieron que los profesores necesitaban más personal de apoyo, de ser posible bilingüe. Necesitaban más desarrollo profesional. Necesitaban el material didáctico adecuado.
Grimes se dio cuenta rápidamente de que para permitirse estos recursos para sus profesores, necesitaba que el estado aumentara su asignación a Russellville para los estudiantes de inglés. Eso significaba entablar una relación con el superintendente del estado y meterse de lleno en la defensa pública de estos estudiantes.
Grimes creció como un conservador sureño, pero de repente se encontró en el capitolio del estado discutiendo con otros superintendentes por su frecuente interés en las conversaciones para mejorar la educación de los estudiantes de inglés, en especial los inmigrantes.
“Nunca he sido defensor de nada en mi vida,” dijo Grimes. “No sabía lo que eso significaba. No conocía el rechazo que conlleva ser defensor.”
A pesar de todo, siguió adelante, llegando incluso a crear un grupo de líderes escolares para compartir información y recursos, Líderes de Alabama que abogan por los estudiantes de inglés (Alabama Leaders Advocating for English Learners).
En su propio distrito, Grimes se enfrentó a educadores y personal que mantenían opiniones conservadoras sobre la inmigración, y que cuestionaban en particular el auge de los estudiantes extranjeros.
Pero una mirada alrededor de Russellville le dejó claro a Grimes que estos estudiantes y sus familias mantenían viva la ciudad con sus negocios y los puestos de trabajo que ocupaban. Ellos serían los que decidirían el futuro de Russellville.
“Hay que salir de la mentalidad de republicano, demócrata, de lo que uno piensa sobre la inmigración, de si deberían estar aquí, de manera legal o ilegal, y simplemente hay que verlos como nuestros estudiantes,” dijo Grimes.
“Tuvimos que pasar por eso. Había gente que se sentía agobiada,” continuó. “Pero no creo que eso suceda ahora en nuestro distrito.”
Para cambiar los corazones y las mentes, Grimes impartió más formación en las escuelas e incorporó más personal de ESL.
Ahora todos los profesores entienden la importancia de la prueba de competencia lingüística, para poder preparar mejor a sus estudiantes de inglés en las aulas generales.
Hace cinco años, en respuesta a las peticiones de los padres de los estudiantes de inglés, la escuela media del distrito cambió los períodos de clase para garantizar que los estudiantes de inglés tuvieran más tiempo de clase con sus compañeros monolingües de habla inglesa. La escuela secundaria organizó su primer acto del mes de la herencia hispana en 2020, y desde entonces la participación y la asistencia han ido en aumento.
Los estudiantes de inglés como prioridad clave en las escuelas de Russellville es la nueva normalidad.
Hasta la fecha, la dedicación especial de Russellville a los estudiantes ha dado sus frutos. Los estudiantes de inglés de 3.º y 5.º grado pasaron de solo un 36 y un 31 %, respectivamente, a alcanzar el nivel de competencia lingüística de su grado en el año escolar 2020-21 a cerca del 71 % en el pasado año escolar. El progreso de los estudiantes de segundo grado aumentó del 46 al 84 %.
Estos avances todavía no se han notado en los grados correspondientes a la escuela secundaria, donde se han invertido menos recursos, el cual es también un problema a nivel nacional.
¿Qué marcó la diferencia para los estudiantes más jóvenes? El trabajo combinado de los profesores de aula general, los profesores de ESL y, por supuesto, los nuevos auxiliares.
Una bendición para los estudiantes, un reto para los presupuestos
Los estudiantes de 2.º grado de la clase de Dalia Gerardo en la primaria West Elementary escuchaban mientras ella leía un cuento en voz alta de un cuaderno de ejercicios. Mientras los niños levantaban la mano para leer en voz alta una frase, uno de ellos se quedó mirando dónde estaba en el aula Alonzo, la auxiliar.
El cuerpo de Maria Gonzalez de Leon se relajaba un poco cada vez que se daba cuenta de que Alonzo se acercaba a su mesa.
Los estudiantes de inglés constituyen casi la mitad de la clase, y varios leen en voz alta con facilidad. Pero Maria sigue teniendo dificultades con el vocabulario en inglés.
Una vez terminada la actividad de toda la clase, los estudiantes continuaron la lección de lectura en grupos o en parejas.
Maria tiene a Alonzo para ella sola.
"¿Qué quiere decir esto?” preguntó Alonzo, mostrando una tarjeta con una palabra en inglés.
“Cuándo,” respondió Maria.
“B.”
Alonzo levantó otra tarjeta.
Maria la miró con expresión inexpresiva.
Alonzo tapó parte de la palabra con la mano.
“Vamos a deletrearla. ¿Qué sonido hace esta parte?” mostrando la letra “i.”
“U.”
"¿Ahora si añades un sonido ‘tss’?”
"¡ٲ!”
“Buen trabajo.”
Maria se enderezaba un poco más a cada palabra de elogio. Mientras tanto, Gerardo trabajaba con su propio grupo de estudiantes en una clase de comprensión lectora sobre volcanes.
Si Alonzo no se encontrara en el aula, Maria correría el riesgo de quedarse rezagada, ya que solo cuenta con clases separadas de ESL como apoyo lingüístico.
Estudiantes como Maria le piden ayuda a Alonzo a veces para traducir algo que su profesor le ha dicho a toda la clase. Alonzo se asegura de que nunca se pierdan en una clase y comprueba cualquier progreso del que pueda informar tanto a los profesores de clase como a los de ESL.
Su trabajo junto a sus compañeros ha atraído la atención local, estatal y de otros estados. Le ha dado a Grimes un punto de partida para pensar qué más se puede hacer para aumentar el apoyo a los estudiantes de inglés de más edad, que tienen menos tiempo para mejorar su fluidez en inglés y cumplir los requisitos de graduación.
La decisión de los distritos de destinar la mayor parte del financiamiento para la pandemia a los auxiliares bilingües supuso que otros programas generales se vieran perjudicados, al igual que los estudiantes de inglés de las escuelas medias y secundarias, ya que los auxiliares se centran en los estudiantes más jóvenes.
Por si fuera poco, el distrito se enfrenta a una dificultad importante para seguir construyendo lo que ha logrado hasta ahora: el financiamiento federal de las nóminas de los auxiliares expira en mayo de 2024.
A menos que el distrito consiga medio millón de dólares antes de esa fecha, Alonzo podría ver interrumpida su permanencia en Russellville.
"¿Qué quiere decir esto?” le preguntó Alonzo a Maria, mostrándole otra tarjeta.
“Um, ¿estado?” Maria responde.
“Así es,” respondió Alonzo con un tono juguetón en la voz. “Como, '¿Dónde has estado?’”
Para obtener más información sobre cómo esta ciudad de Alabama se está adaptando a las crecientes necesidades de los estudiantes, lea nuestra serie.